viernes, 8 de abril de 2016

“Tuve mucho, mucho, mucho miedo”.

Por Patricia Felipe

Hace un tiempo Drusila Piovera se encontró con un celular lleno de imágenes que probaban que había estado donde dijo haber estado. Las había sacado para evitar discusiones con su pareja, pero, como entendió luego, ella no era quién las provocaba y tampoco las podía evitar.


Mientras prepara la cena y la siguiente jornada escolar, Drusila habla del círculo de la violencia: “Son etapas. El tipo te enamora, es un príncipe, después te va tirando de a poco la violencia y vos decís: “basta, me voy”, es lo normal. Te vas y el tipo vuelve a tratar de enamorarte. Es un período que se llama “luna de miel”. Entre 3 y 6 meses después de reconciliarnos él no se mandaba una. Ni me levantaba la voz. Y pensas “si el tipo cambia, todo bien, si yo lo quiero”.

El primer paso para cortar con este círculo, cuenta, es reconocerse como víctima: un paso que tiene que dar cada una sola y que es un golpe grande al ego.

Después llega la etapa de la acción: hablar con la familia y lxs amigxs, dirigirse a una organización donde haya gente que sepa como dar contención y guía por haber vivido las mismas experiencias. En su caso fue la Casa del Encuentro, donde dos psicólogas y una abogada hicieron un seguimiento de su caso.

Allí comprendió que, a pesar de lo intimidante, era mejor hacer la denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica donde podía acceder a una orden de restricción aunque sea por 90 días: “tuve mucho, mucho, mucho miedo a que se me acabara la restricción y no poder renovarla, que fue lo que pasó.”

En Argentina las órdenes de restricción no se pueden extender si no se trató de quebrarlas, lo que, después de una denuncia, deja a las víctimas muy expuestas.

Y las soluciones no alcanzan: el famoso botón antipánico tiene otras falencias además de sólo funcionar en la Ciudad de Buenos Aires: “un día lo accioné sin querer y la policía tardó 40 minutos en llegar.”

Por todo esto, aclara Drusila, lo mejor es lo que puede hacer la víctima por si misma: bloquear todo contacto con el abusador y buscar apoyo en su entorno, a quienes  recomienda: “Sobre todo, tener siempre los brazos abiertos para esa persona. No decir “otra vez con esto” porque vas a lograr que no te hable y esa persona necesita hablar del tema.”

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